Autenticación humana: la clave para asegurar la identidad real en cada acceso

En una era de fraude digital creciente y amenazas como los deepfakes, B-FY apuesta por la “autenticación humana”: un enfoque que garantiza que detrás de cada acceso digital o físico haya siempre una persona real, verificada e identificada, eliminando el anonimato y el riesgo de suplantación de identidad.

El fraude de identidad se ha disparado en los últimos años, alimentado en gran medida por el anonimato que reina en muchas interacciones digitales. En 2025, se calcula que las pérdidas solo por fraude y robo de identidad online excederán los 50 mil millones de dólares, una cifra que forma parte de los 10,5 billones de dólares en pérdidas globales por ciberdelitos que se esperan para este año, según Cibersecuity Ventures.  

En 2024, según la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC), se recibieron 5,7 millones de reportes totales de fraude y robo de identidad, de los cuales 1,4 millones corresponden específicamente a casos de robo de identidad, una tendencia alarmante. 

¿La razón principal? En el ecosistema digital actual es posible acceder a sistemas ajenos ocultándose tras credenciales robadas o perfiles falsos. Los ciberdelincuentes pueden operar sin ser detectados gracias a la falta de verificación de la persona real que está detrás de la pantalla​.

Ni las contraseñas, ni los documentos digitales, ni siquiera algunos sistemas biométricos tradicionales han logrado frenar esta situación, ya que todos ellos verifican datos (contraseñas, tokens, huellas almacenadas) pero no confirman la identidad humana del usuario.

La IA agrava el problema

Las últimas novedades en inteligencia artificial agravan el problema: los delincuentes digitales emplean técnicas de phishing cada vez más sofisticadas y herramientas de IA generativa para crear engaños realistas. Los deepfakes –contenidos simulados de audio o vídeo que imitan a personas reales– han proliferado hasta el punto de que un 60% de la población del Reino Unido declara haber visto alguno​.

Con estas tecnologías, resulta más fácil que nunca hacerse pasar por otra persona en Internet, lo que deriva en suplantaciones de identidad cada vez más convincentes. En este contexto, la ausencia de garantías sobre la identidad digital de quien realiza una transacción suele acarrear más riesgos que beneficios​. 

Autenticación humana: identificar a la persona tras la pantalla

Ante estos desafíos, surge un cambio de paradigma en ciberseguridad: la autenticación humana. Este enfoque pone el foco en validar a la persona, no solo en verificar sus credenciales. 

Las soluciones tradicionales de seguridad (desde contraseñas hasta verificaciones de dos factores) pueden comprobar datos o dispositivos, pero no garantizan que la persona detrás del teclado sea quien dice ser​. De hecho, muchas propuestas “sin contraseña” (passwordless) siguen basándose en credenciales ocultas que pueden ser robadas o duplicadas​

La solución está en cambiar esa premisa: en lugar de asumir que un usuario es legítimo porque presenta unos datos correctos, exigir una prueba de vida e identidad de un ser humano concreto. La autenticación humana se centra en confirmar, de forma inequívoca, la identidad real del usuario en cada acceso. Esto implica utilizar elementos biométricos únicos de la persona (su huella dactilar, rostro, iris u otros factores inherentes) para validar quién es, en tiempo real. 

Pero a diferencia de la biometría convencional basada en bases de datos, el modelo de B-FY logra esta verificación sin comprometer la privacidad ni la comodidad del usuario. Se trata de “identificar personas, no datos”​. Con este enfoque, cada vez que alguien intenta acceder a un servicio digital o lugar físico, el sistema corrobora que es realmente esa persona autorizada y no un impostor. 

B-FY: tecnología para asegurar la identidad real en cada acceso

B-FY ha desarrollado una tecnología pionera que lleva la autenticación humana a la práctica, garantizando que detrás de cada sesión, transacción o entrada haya un individuo verificado. ¿Cómo lo consigue? Su protocolo de autenticación cambia las reglas del juego: en lugar de verificar datos, identifica a las personas detrás de cada transacción digital​. 

Para lograrlo de forma segura, B-FY combina la biometría con un enfoque descentralizado innovador. Toda la información biométrica del usuario (por ejemplo, su huella o reconocimiento facial) se almacena únicamente en su dispositivo móvil personal, no en servidores centrales​. 

Al realizar la autenticación, la verificación ocurre localmente en el teléfono del usuario, utilizando las capacidades biométricas del propio dispositivo. Solo se envían al servicio central los datos indispensables (como una confirmación cifrada de identidad, junto con datos básicos tipo email o número de teléfono) sin exponer nunca datos sensibles​. 

De esta manera, la privacidad permanece protegida: la identidad biométrica sigue bajo control del usuario, y no circula por la red ni queda almacenada en bases de datos que pudieran ser hackeadas​. Este diseño elimina la posibilidad de robo masivo de datos personales y hace inviables ataques como la reutilización de credenciales o las filtraciones de huellas digitales.

La solución de B-FY se integra fácilmente con los sistemas de seguridad existentes, complementando métodos como la autenticación de dos factores (2FA). En la práctica, puede añadirse como una capa adicional que convierte los accesos anónimos en identificaciones personales seguras​.

Hacia una ciberseguridad centrada en la identidad humana

Garantizar que siempre haya una persona real detrás de cada acceso es la forma más efectiva de eliminar el anonimato que aprovechan los ciberdelincuentes y de prevenir la suplantación de identidad en cualquiera de sus formas. Soluciones como la de B-FY marcan un paso decisivo en esta dirección, al proporcionar un método infalible para identificar a los verdaderos operadores de cada interacción digital y física​. 

Esta visión de “seguridad con rostro humano” no solo combate el fraude de hoy, sino que sienta las bases para un futuro digital más seguro y confiable para todos. La autenticación humana se perfila así como el estándar dorado de la ciberseguridad contemporánea, asegurando un entorno digital donde, finalmente, solo nosotros mismos seamos la llave de nuestro mundo online.

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